Los correos electrónicos con suplantación de identidad (phishing) siguen siendo el vehículo más usado para obtener datos de las compañías de forma fraudulenta, así como para el robo de identidades y de números de tarjetas de crédito. Basta con que un empleado haga clic en un enlace malicioso de un correo electrónico falso para que todo el sistema de la compañía se vea comprometido y las empresas y los consumidores queden en un estado de vulnerabilidad. El posible daño a la reputación es alto, y con la introducción de políticas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), las acciones legales y las sanciones ya están a la orden del día.
Por desgracia, estos ataques de phishing son cada vez más innovadores, más costosos cada año y más difíciles de detectar. Las empresas esperan a que llegue el remedio para estas infracciones y reconstituir su reputación. Los correos electrónicos con suplantación de identidad y sus equivalentes en redes sociales, sitios web y a través de mensajes electrónicos constituyen, posiblemente, la mayor amenaza a la seguridad de marca y organizativa.
Se debe comenzar por formar a los empleados para que estén alerta ante la suplantación de identidad, pero la protección, detección y control de la seguridad de los activos digitales exige una política eficaz y una ejecución perfecta.
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Los servicios contra la suplantación de identidad (anti-phishing) de CSC gestionan y, a menudo, evitan los ataques y los fraudes online.